EL AMADO GAUTAMA
SIGUIENDO LA LEY DEL BUDA
El Puente, agosto 1957
No existen demasiados
entre la humanidad, con los motivos cuyos corazones deben ser y para
permanecer como una "Copa" de Luz viviente manejable, impersonal; por
amor a Dios solamente, magnetizando esas Virtudes desde los Reinos Superiores,
mientras aún está sosteniendo un vehículo físico en el mundo de la forma que
está sujeto a todas las diversas acciones vibratoria de la atmósfera inferior
de la Tierra. ¡Esos "pocos" que sirven son benditos de veras entre
los hombres!
Mientras más lejos va uno sobre el sendero espiritual más sutil y
delicado es el hilo de la prueba y, con frecuencia, en su esfuerzo extraordinario
para agotar su propio karma y de estar personalmente libre de eso, el ser
externo no sabe del egoísmo dentro de su motivo. Aquel que sigue la Ley del
Buda voluntariamente permanece en esa Esfera dentro de la cual su propio Ser
Crístico le ha dirigido; allí alegremente magnetiza los regalos de la Deidad; impersonalmente permitiendo
que la radiación de sus Virtudes Divinas fluyan hacia afuera.
El no tiene
opinión en cuanto al mérito de aquellos que son los recibidores de su bendición
- no más que la Copa de Comunión que es sostenida en los labios de los
comulgantes, decide dentro de Sí misma si o no existe sacrilegio dentro del
alma de aquel que se arrodilla delante de la baranda.
¿Pueden ustedes llegar a
ese lugar donde su vida y su virtud pertenezcan a Dios, al hombre, a la vida
Elemental, al Ángel encarnado o a la criatura cuadrúpeda por igual - sin ninguna
presión de sentimientos personales de su ser externo; escogiendo dirigir sus
regalos impersonalmente hacia uno o más de aquellos a quienes temporalmente el
karma los ha atraído alrededor de ustedes; por buenas o malas influencias del
pasado? ¡Tuve que aprender ese Camino!
Revista La Palabra, LAINEC, Diciembre 1993 Pág.8 -extractos-
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