lunes, 25 de septiembre de 2017

EL AMADO SEÑOR LANTO: 

DE CUANDO EL SEÑOR MIGUEL DESCENDIÓ A LA TIERRA...

Junio 1954

     La llamada salió para las demás Estrellas y Planetas en nuestro sistema por colaboradores voluntarios quienes actuarían como Espíritus Guardianes para los Inocentes que iban a disfrutar la evolución sobre la Tierra.
Ellos vinieron desde Venus y desde los diversos Soles de esta galaxia, hermosos Seres que se unieron al Manú, diciendo “Si, iremos contigo debido a ciertos ímpetus que poseemos que pueden asistir a esta nueva raza.”
El Amado Arcángel Miguel, llevando puesta una corona resplandeciente sobre Su cabeza y llevando la bandera azul real de Su Rayo sobre la cual estaba blasonado en letras de oro “YO SOY LA VOLUNTAD DE DIOS”, conducía el cortejo magnificente, acompañado por las Legiones de Su Corte, quienes iban a proteger a los recién llegados. 
Él fue seguido por el Señor Manú y los diversos Seres Quienes habían asumido la responsabilidad de la asistencia en el desarrollo espiritual de los nuevos egos espíritus. Después venían aquellos por quienes toda esta preparación amorosa había sido hecha, los mismos Santos Inocentes, vestidos con sus cuerpos etéricos brillantes, hermosos.
Cuando cada pie de esa inmensa asamblea hubo tocado la Tierra, todos se arrodillaron alrededor de esa gran bandera y el Señor Miguel dijo la invocación al Unico Dios Eterno de la Luz para que Su Voluntad siempre pudiera ser hecha sobre la Tierra como era en el Reino Celestial. 
Luego hizo un voto solemne delante de toda vida de que El nunca dejaría la atmósfera de la Tierra hasta que cada corriente de vida, no sólo en ese primer grupo, sino todos aquellos que iban a venir en el futuro, hubieran completado su misión y regresado con dignidad a su Hogar del Padre. 
Cada rodilla se dobló, cada cabeza se inclinó en gratitud y cada corazón se llenó de alabanzas, de amor y del deseo de “SER”.
Si ustedes ahora le dan al Señor Miguel su adoración, sentirán de nuevo esas corrientes, porque muchos de ustedes estuvieron entre ese primer grupo.

Revista La Palabra, LAINEC, Enero 1991 Pág.17 -extractos-

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