viernes, 16 de septiembre de 2016

EL AMADO ARCANGEL MIGUEL: 

El Silencio y la Paz No Son Letargo 

El Puente, febrero 1958
   
     Algunas veces toma un prodigio real estimular las energías constructivas del cuerpo etérico - de lo contrario el ser externo perma­nece no impresionado. Por ejemplo, el Sol sale cada día sin ruido y también se pone; su Primavera viene y las hojas y flores se abren muy silenciosamente; su cosecha llega a la existencia sin ruido y la huma­nidad justamente acepta todo esto como cosa rutinaria. 

        Sin embargo, si el Sol saliera cada día con un gran rugir como un trueno y si en su Primavera cada flor estallara con un sonido u otro que pudiera ser oído por todo su hogar además de su jardín, pienso que quizás la humanidad sería mucho más conocedora de la magnificencia de la primavera. Así que las grandes actividades Cósmicas de purificación y protección que han estado sucediendo en, a través y alrededor desde el propio corazón del planeta hacia arriba a través de Su sustancia y de todo lo que vive sobre Este - no sólo a través de aquellos encarnados sino a través de aquellos que también pertenecen a la Tierra quienes están ahora en los Niveles Internos, fuera de la encarnación en este momento.

En virtud de que las cualidades de la Llama Azul del Primer Rayo son tanto Fe como Protección, esta radiación hoy está anclándose en, a través y alrededor de todo lo que contacte asistiendo en la habilidad para aceptar la Verdad de la bondad innata de Dios; en la aceptación de la realización de que toda discordia y mal de todo tipo son creados por el mal uso humano de la vida y que esta Llama está también sacando del error a la conciencia de la humanidad de cualquier aceptación de que un Dios bueno y amoroso podía o infligiría sobre la humanidad o sostendría cualquier tipo de mal como un castigo para cualquiera o para todas Sus creaciones.

       Decreto esto ahora: La humanidad deberá aprender a conocer a Nuestro Dios Bueno como un Padre del Amor y Misericordia más tierno y ellos serán grandes lo suficiente como para tomar sobre sus propios hombros la responsabilidad por la vida mal calificándose - recono­ciendo honestamente que las experiencias y sufrimientos destructivos que ellos algunas veces soportan son el resultado y retorno de su propia magnetización voluntaria y mala calificación de la vida. Entonces la hu­manidad cesará de aceptar como la Voluntad de Dios la enfermedad de mente o cuerpo, la vejez, los males y la desintegración de la carne y todas sus ramificaciones acompañantes de imperfección. ESTAS APARIEN­CIAS NO SON LA VOLUNTAD DE DIOS, porque Su Voluntad es paz, pureza, felicidad, salud, suministro ilimitado de toda cosa buena - sin una sombra nunca de aflicción de ningún tipo.

Revista La Palabra, LAINEC, Setiembre 1992 Pág.5 -extracto-

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