domingo, 2 de abril de 2017

EL TEMPLO DE LA RESURRECCION


          En el Cercano Oriente, brillando en los éteres pulsantes sobre la Tierra Santa, se encuentra ubicado el Templo de la Resurrección, cuya Llama Inmortal de la Restauración y Resurrección está guardada y protegida por los Maestros Ascendidos, Jesús y Su Madre, María.

          La Acción de la Llama de la Resurrección es la de acelerar la acción vibratoria de la Luz de la Vida dentro de las células del cuerpo, haciendo capaz a la Luz Interna para quitar la apariencia de la li­mitación y dar a conocer "la Gloria que tuvo con el Padre antes de que el mundo fuera". La sustancia de la Llama de la Resurrección fluye a través de los cuerpos internos de aquellos quienes la invitan, así como también a través de la misma estructura de la carne.

            Esta acción vibratoria de la Llama de la Resurrección es controlada por aquellos Hermanos y Hermanas que viven dentro del Templo de la Resurrección y dirigen esa Llama a través de los cuer­pos físico, mental, etérico y emocional de los neófitos en respuesta a sus invocaciones individuales, debido a Su tremendo Poder para ser liberado a través de ellos y otros a su llamada.

          Desde el Corazón del Templo donde el Fuego Blanco de la Llama de la Resurrección pulsa como un gran Lirio Blanco, los Ángeles Devas y las Huestes de Querubines y Serafines de la Resurrección es­tán absorbiendo constantemente Su Sustancia hacia dentro de Ellos Mismos, y luego salen afuera bajo la dirección de los Maestros quie­nes están encargados de la dirección de los Rayos de Luz.

          Como todos los talentos y virtudes, se puede invertir el uso del Poder de la Resurrección, El Hombre lo usa muchas veces en recor­dar memorias de naturaleza desagradable, y experiencias pasadas de hace mucho tiempo que deberían estar completamente perdona­das y olvidadas, causando así disgustos a sí mismo y a otros. En el Templo de la Resurrección, al hombre se le enseña a usar el Poder de la Resurrección solamente para traer a la vida el Plan Divino para él mismo y para aquellos que él tiene el privilegio de influir.

            Entren al Templo de la Resurrección por lo menos una vez cada veinticuatro horas; báñense en Su Llama; practiquen el uso del Poder de la Resurrección que está dentro de su propia vida para restaurar­les a la perfección del Ser que conocieron con el Padre antes que el mundo fuera. Esta es la invitación de la Hueste Ascendida a toda la humanidad durante esta Santa Estación de la Semana Santa. ACEP­TENLA. USENLA. . . Sientan el Poder de la Resurrección de la Di­vinidad moverse a la acción, y luego permítanle fluir a través de sus vehículos internos, su cuerpo físico, su aura, y dentro del mundo que en el presente habitan. Así llegarán a ser un Templo Viviente de la Resurrección dentro de ustedes mismos.

Revista El Puente a la Libertad, Abril 1979 Pág.4 -extractos-





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