miércoles, 27 de enero de 2016

AMADO SERAPIS BEY: 

RE-ESTABLECER EL REINO DEL CIELO SOBRE LA TIERRA 


El Puente, octubre 1957


El planeta Tierra, al igual que todos los individuos que lo han usado como un campo de experimentación, tiene un Plan Divino. No­sotros Quienes trabajamos en el Cuarto Rayo Nos dedicamos a ayudar a aquellos individuos que desean conocer y expresar su Plan Divino en el proceso de la redención personal. Sin embargo, si el motivo de tal ser es sólo la redención personal por razón de su propia liberación de la aflicción y limitación, él no avanzará tan rápidamente como el individuo que está deseoso de ayudar a recrear el Plan Divino para el planeta entero.

       Todos Nosotros estamos sirviendo hacia la estimulación del deseo en las almas de los hombres para re-establecer el Reino del Cielo (Armonía) sobre la Tierra. Para hacer esto, el hombre debe ser muy ho­nesto consigo mismo. Con la Introspección y retrospección, él puede aprender mucho en cuanto a su contribución actual a la armonía de la Tierra y Sus habitantes. Cuando él desea asistencia adicional, Nosotros voluntariamente obligamos 'forzando a la superficie' de su mente cons­ciente, las impurezas acumuladas allí a través de las eras, para que él pueda verlas tan impersonalmente como sea posible y luego,  trate de transmutar esas creaciones discordantes y de poner su propia casa (mundo) en orden.

       Sin embargo, muchos individuos rechazan aceptar la responsa­bilidad por o la seguridad de la exteriorización de sus propias auras, prefiriendo (al igual que el avestruz con su cabeza en la arena) culpar a personas, lugares, condiciones y cosas, en vez de ellos mismos, por lo suyo propio además por el caos y confusión mundial. Los pocos que están dispuestos a enfrentar al 'Morador en el Umbral' (la creación humana del ser externo) y a usar las actividades purificadoras de la Llama Violeta (y otras actividades del Fuego Sagrado) para re-crear paz y armonía a través de las energías de sus propios pensamientos, sentimientos, palabras habladas y acciones, se les da toda asistencia posible en esta tarea por Nuestra Hermandad. A ellos venimos, por Invitación y de ese modo, uno por uno, tales individuos ascienden fuera de sus creaciones aflictivas y dejan la Música de su propia redención y liberación como su herencia para la raza. 

       Las condiciones mundiales, si aún las condi­ciones planetarias, dependen de la aceptación del individuo de su propia contribución a la discordia general y de su disposición a 'hacer las cosas bien*. ¿Hay entre ustedes tales individuos? ¡Si es así, bienvenidos!

Revista La Palabra, LAINEC, Diciembre 1994 Pág.17

No hay comentarios.:

Publicar un comentario