LA AMADA MADRE MARIA:
LO QUE SIGNIFICA SER UNA MADRE
1 de Enero de 1988
Quiero
ayudarles a que se den cuenta de lo que significa ser una madre. No sólo se
requiere Amor, en todos sus aspectos, sino Amor DISCIPLINADO. Se muy bien
cuanto amor disciplinado, en vez de sentimental, se requiere, porque Yo fui
una madre terrenal. Fui escogida, después de centurias de tiempo en
entrenamiento, para ser la madre terrenal del Maestro Jesús, con la amorosa
asistencia del Amado Saint Germain, entonces el Maestro José. Conocemos la
preocupación amorosa, y las angustias, que cada padre experimenta cuando el
hijo está sometido a la influencia de las impurezas del plano terrenal.
Sin embargo, no hay lugar bajo la capa
del amor paternal para la violencia de ninguna forma - física, hablada, mental
o emocional. Estas formas de 'disciplina' así llamada no son disciplinas, sino
agresión, y seriamente demorará el progreso del niño. Hablo de una disciplina
amorosa que establece EJEMPLOS de la forma de vivir en un cuerpo terrenal en
armonía amorosa con toda vida. Esta disciplina amorosa es un esfuerzo para
prevenir
al niño de llegar a
estar contaminado por las impurezas de
la conciencia humana ya existente sobre el planeta. La disciplina amorosa es
muy protectora, porque ustedes sostienen el concepto inmaculado para el niño.
Esta comienza con el propio nivel de los padres de auto-disciplina trabajando
hacia la manifestación del Plan Divino.
El nivel más
profundo del sufrimiento humano es cuando un padre es incapaz de prevenir el
sufrimiento del niño, y conozco ese nivel de sufrimiento de Mis propias
experiencias. Todo el tiempo, a pesar del mundo de la ilusión, permanezcan
centrados en su propio Cristo dentro, y sostengan el Concepto Inmaculado por su
hijo, y demanden la asistencia de la Hueste Angélica y de los Maestros del
Amor. No perturben la armonía del universo -mantengan la nota tonal de su
propio ser, y la de su hijo, en perfecta armonía - y sostengan al hijo dentro
de su propio Cristo Despierto Dentro. Permitan que haya una Hermandad de Ángeles
y Hombres, y bajo todas las pruebas y tribulaciones de la vida terrenal, dejen que la tranquilidad reine
suprema.
Revista La Palabra, LAINEC, Abril 1988 Pág.9
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