EL AMADO HILARION:
LA CURACION ES LA CIENCIA DEL AMOR
La Curación es la Ciencia del Amor. En el trabajo de curación, el hombre debe conceptualizar y aceptar (pensar y sentir) a Dios siendo el Hacedor, el Hacer y el Hecho. En épocas antiguas cuando uno podía ir al Templo de Curación, éste debía ser un momento de purificación y restauración tanto en el plano físico como en el espiritual. El Sacerdote-Curador reconocía a Dios como la curación en él así como también la curación a través de él, lograda al asistir al paciente a hacerlo del mismo modo. La curación real tomaba lugar cuando Dios viniendo a través del Curador se conectaba fuertemente con Dios en aquel a ser curado. El Amado Maestro Jesús trabajó de esta forma, porque tenía una gran fuerza Divina vertiéndose a través de El además de una poderosa habilidad para llamar (invocar) al Dios en aquel necesitando curación. En realidad, de esta forma El llamó de vuelta a Lázaro. Y como el Amado Jesús afirmó, cada hombre, mujer y niño tiene el mismo potencial para curar si permiten a la Presencia Crística en ellos mismos invocar y conectarse con la Presencia Crística en el cuerpo del otro. Esta conexión, o unidad, permitirá a la energía de curación calificada específicamente fluir y hacer la restauración atómica y molecular real necesaria para la curación. Esto responde a la enseñanza Cristiana de redención (curación) a través de la expiación (redención).
En los Reinos Internos, principalmente en el Etérico, los Templos de Curación han estado listos con la energía de curación calificada específicamente desde la primera vez que el hombre creó la enfermedad. La vida siempre precede a la demanda con provisión. Los Maestros, Ángeles y Seres Elementales (incluyendo a muchos ya manifestándose en el reino vegetal) han estado siempre disponibles con el conocimiento de la curación y con la sustancia de la curación, esperando únicamente que el hombre los invoque y cree las conexiones Divinas habladas anteriormente. La Curación puede ser invocada dentro del propio cuerpo de alguien creando la conexión Divina para sí mismo; aún así, muy a menudo, cuando se está aprisionado en la enfermedad, uno necesita ayuda y de aquí el rol del Curador. Los buenos Curadores simplemente construyen un ímpetu de tal ayuda y llegan a un mejor entendimiento de las causas internas de la enfermedad, y de ese modo cómo ayudar a otros a soltar y permitir a Dios.
Fuente: Un Manual sobre Curación, LAINEC
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