LA AMADA MADRE MARIA:
Gabriel dijo: “Tu Hijo está resucitado! Él es victorioso!”
"Cuando la iniciación se completó al término de las tres horas sobre la
ladera del Calvario, el Amado Juan y Yo regresamos a Betania. Allí en la
quietud de ese lugar le pedí al amado Juan que Me dejara en la privacidad de Mi
propia habitación dos noches y un día, Me fue dada agua fresca y frutas y
cerrando la puerta Me puse de rodillas en la más profunda, más sentida oración
de corazón. En esa oración seguí al alma y espíritu del amado Jesús a través de
esas horas hasta que pudimos estar seguros de que la Resurrección fue lograda.
Finalmente, me pareció como si hubiera caído dormida en Mi vigilia.
Entonces a través de Mi mente vino la voz más magnificente melodiosa de Gabriel
a Quien conocía muy bien… Él dijo: “Amada, Tu Hijo está resucitado! Él es
victorioso! La tumba ha sido rota! Él habita Su cuerpo y Yo vengo-el
Anunciador-el Protector del ‘Concepto Inmaculado’- a traerte a Ti la primera noticia de la victoria!”
Entonces caí de rodillas y las lágrimas de gratitud fluyeron hacia abajo
en Mi cara. La habitación estaba llena de luz y de la fragancia del lirio. La
magnificente Presencia de Gabriel estaba allí delante de Mi y, como la luz
brillante en la apacible habitación, también
estaba allí Mi Hijo -vestido con la misma túnica blanca que Yo había tejido
para él! Me mantuve trazando Mi propia costura en el borde de Su vestidura y le
miraba, como una Madre miraría, en la línea y en el contorno de Su cara. Yo
miraba en las cejas delicadamente arqueadas, en los bellos ojos hundidos y Me
dije dentro de Mi misma: “NO! Mi fe no ha ideado esta imagen; este no es el
resultado de Mi pensamiento deseado”
Entonces Jesús extendió Sus manos y Me habló diciendo: “Madre, soy YO!”
Me
precipité hacia Él, pensando besar el borde de Su Túnica, pero Él Me levantó y
Me puso de pié. Caminamos juntos hacia la ventana para ver el sol -el gran
Símbolo de la Vida y la Luz que habíamos adorado y amado como una manifestación
externa de Dios, el Padre y de la Santa Madre. Jesús comentó acerca de la
belleza de la mañana, pero Mis ojos estaban tan húmedos con lágrimas que apenas
podía ver la luz del sol."
Extractos del libro: Memorias de la
Amada María, Madre de Jesús-LAINEC
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