domingo, 27 de marzo de 2016

LA AMADA MADRE MARIA: 

Gabriel dijo: “Tu Hijo está resucitado! Él es victorioso!”  

          "Cuando la iniciación se completó al término de las tres horas sobre la ladera del Calvario, el Amado Juan y Yo regresamos a Betania. Allí en la quietud de ese lugar le pedí al amado Juan que Me dejara en la privacidad de Mi propia habitación dos noches y un día, Me fue dada agua fresca y frutas y cerrando la puerta Me puse de rodillas en la más profunda, más sentida oración de corazón. En esa oración seguí al alma y espíritu del amado Jesús a través de esas horas hasta que pudimos estar seguros de que la Resurrección fue lograda.

          Finalmente, me pareció como si hubiera caído dormida en Mi vigilia. Entonces a través de Mi mente vino la voz más magnificente melodiosa de Gabriel a Quien conocía muy bien… Él dijo: “Amada, Tu Hijo está resucitado! Él es victorioso! La tumba ha sido rota! Él habita Su cuerpo y Yo vengo-el Anunciador-el Protector del ‘Concepto Inmaculado’- a traerte a Ti la primera noticia de la victoria!”

          Entonces caí de rodillas y las lágrimas de gratitud fluyeron hacia abajo en Mi cara. La habitación estaba llena de luz y de la fragancia del lirio. La magnificente Presencia de Gabriel estaba allí delante de Mi y, como la luz brillante en la apacible habitación, también estaba allí Mi Hijo -vestido con la misma túnica blanca que Yo había tejido para él! Me mantuve trazando Mi propia costura en el borde de Su vestidura y le miraba, como una Madre miraría, en la línea y en el contorno de Su cara. Yo miraba en las cejas delicadamente arqueadas, en los bellos ojos hundidos y Me dije dentro de Mi misma: “NO! Mi fe no ha ideado esta imagen; este no es el resultado de Mi pensamiento deseado”

          Entonces Jesús extendió Sus manos y Me habló diciendo: “Madre, soy YO!”

         Me precipité hacia Él, pensando besar el borde de Su Túnica, pero Él Me levantó y Me puso de pié. Caminamos juntos hacia la ventana para ver el sol -el gran Símbolo de la Vida y la Luz que habíamos adorado y amado como una manifestación externa de Dios, el Padre y de la Santa Madre. Jesús comentó acerca de la belleza de la mañana, pero Mis ojos estaban tan húmedos con lágrimas que apenas podía ver la luz del sol."


Extractos del libro: Memorias de la Amada María, Madre de Jesús-LAINEC

No hay comentarios.:

Publicar un comentario