EL MAHA CHOHAN:
LA DEVOCION SILENTE PERO CONSTANTE
El
Boletín, 20 de septiembre de 1959
El
temperamento Oriental no busca el aliento personal que los estudiantes del
Occidente usualmente esperan. Ellos saben que el amor y adoración vertida desde
el corazón hacia cualquier Gurú o Instructor es retornado un millón de veces
hacia el emisor de ese amor, expandiendo su aura, inundando sus cuerpos
internos de Luz, y haciendo de él un ser mayor por su fidelidad, pensamiento
silente, servicio.
El
estudiante Oriental sabe que la atención dada al hombre externo es sólo
pasajera, y que al abandonar la vestidura carnal en la tan llamada muerte, todo
elogio a la personalidad es sólo transitorio. Los lazos internos, sin embargo,
construidos de la devoción silente pero constante, son suyos para la eternidad.
El servicio ruidoso, vocinglero, o el deseo
de ser “apreciado” es como el sonido de los cimbales de metales o el sonido
estridente de las trompetas en el nacimiento de un capullo de loto tierno. Den
a los Maestros Ascendidos su amor y atención constante así como cae la lluvia,
silenciosa pero generosamente. Den su bendición, como brilla el Sol - a los
justos y a los injustos por igual. Sepan que no hay una onza de energía
liberada desde ustedes en SERVICIO que no sea grabada en su Libro de Vida, y de
regreso a ustedes viene tal volumen de “interés” como no pueden concebir
posiblemente. De tales chelas fieles se hacen los futuros Elohim y Señores
Solares.
La Carta de Shamballa, 29 de septiembre
de 1997, LAINEC -extractos-
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