sábado, 25 de junio de 2016

EL AMADO ELOHIM ARTURO:  

EL SEPTIMO RAYO  

La Carta de Shamballa, 29 de Julio de 1980

       ¡Saludos desde el espacio interestelar, queridos viajeros sobre la superficie de la Tierra, les traigo el Amor y Fuerza Poderosa del Séptimo Rayo sobre el cual tengo la capacidad desarrollada de servir como el Elohim con Mi Amada Diana, la Poderosa Diosa del Fuego Violeta!

Quizás recuerden que soy el Espíritu del Ritmo para traer cualquier Poder Divino a la manifestación. ¡Precisamente uno no puede usar el Fuego Violeta, o ninguna otra actividad Cósmica, y después de unas pocas Invocaciones colocarlo en el estante de su conciencia y esperar que su pleno ímpetu acumulado continúe su servicio! En sus vidas diarias ustedes tienen que atender sus necesidades corporales -en la forma de nutrimento, limpieza y así sucesivamente. ¿Esperarían que una ablución limpiara su cuerpo durante un período considera­ble, o uno o dos sorbos de agua apagarían su sed durante un periodo prolongado? ¡Pienso que no!

           Hijos de la Luz, es debido al amor y deseo de bendecirles con Mi Entusiasmo en el conocimiento de la eficacia del Fuego Violeta que decidí, en Mi manera muy positiva, apelar a ustedes, con su amor por el Amado Saint Germain, para que usen y usen más del Fuego Violeta en esta hora crucial. ¡Nos damos cuenta naturalmente de que tienen diversas avenidas de servicio espiritual en las cuales tienen un ímpetu - sin embargo, cuando la Ley Cósmica expresamente les muestra en el principio de cada ciclo anual el Patrón que se espera sigan, en el Nombre del Todopoderoso, incluyan esa actividad específica en su aplicación diaria, y repito diaria, porque el Ritmo de Servicio es de suma importancia para la manifestación!

      Creo que estarán de acuerdo conmigo y aceptarán el consejo que les doy. Permítanme citar de una publicación anterior que di hace tiempo - "En el gran Esquema Eterno de las cosas Yo soy aquel Quien responde al llamado del latido de corazón de cualquier individuo cuando ese corazón, sincera y profundamente, desde dentro de sí mismo, desea liberar la vida que ha llegado a estar atada; dándole liberación de la enfermedad, de carencia, del miedo y limitación de todo tipo y descripción. ¡Dentro de esa vida misma está la plenitud - la plenitud - la plenitud del Dios Todopoderoso!"

Al bendecirles, la Amada Señora Diana, Mi glorioso Comple­mento, se une a Mí envolviéndoles con el Amor, el Poder y la Sabiduría y Entusiasmo de Nuestro servicio a la Vida.

Fuente: Revista La Palabra, INEC, Agosto 1996 Pág.18

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