jueves, 26 de enero de 2017

EL AMADO HILARION: 

NINGUNA VIDA APRISIONADA ES FELIZ 

El Puente, marzo 1958

¡Alquimia Divina; transmutación de sustancia; redención de energía de vida calificada discordantemente - cada una de estas es una CIENCIA EXACTA! Es tan exacta e infalible como la Ley de las Matemáticas. No tienen nada que ver con la persona­lidad, parcialidad o "favor".

Toda sustancia es vida inteligente -si ésta está manifestándose a una rata de vibración discordante en el Reino Astral que es la atmósfera de la Tierra en el presente (donde la causa y núcleo de la aflicción ha sido establecida -aunque invisible para la vista física promedio); o en el mundo de la forma donde el efecto aflictivo es bastante visible y tangible!

A través del uso del Fuego Divino de Purificación, esta sustancia puede y responde a la dirección inteligente auto-consciente y los átomos responderán tan rápidamente a comandos positivos para expresar perfección como, en el pasado, obedecieron los coman­dos de pensamiento, sentimiento, palabra hablada o acción para crear expresión discordante.

¡Ninguna vida aprisionada (viviendo por debajo del estado natural de armonía y perfección) es feliz porque la inteligencia inherente dentro de esa vida sabe que su estado natural es her­moso y perfecto! ¡Así que la vida aprisionada literalmente "sal­tará" hacia adelante hacia la liberación cuando el comando para su liberación de la aflicción se dé con autoridad Divina, mediante el uso y en el Nombre de la Presencia "YO SOY"!

¡Si el chela puede v acepta el hecho que la vida está dispuesta v ansiosa a obedecer tales comandos para manifestar perfección, tal chela puede, sin tensión alguna, trabajar con la vida inteligente, impersonal y felizmente! Si el chela cree (en sus sentimientos particularmente) que la vida resistirá sus esfuerzos y de ese modo escoge permane­cer en la limitación, la eficacia de los esfuerzos de tales chelas se disminuye grandemente.

¡LA EXPECTATIVA de respuesta es esencial para la ejecución de la redención, amados seres!

Revista La Palabra, LAINEC, Noviembre 1995 Pág.19


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