lunes, 16 de enero de 2017

EL MANTO SIN COSTURA 



       
         “A quien vence, le será dada una vestidura blanca”. Esta vesti­dura está tejida por la Presencia dentro la sustancia de los cuerpos y el aura de la conciencia del alma en evolución cuando la atención del corazón está centrada en el Centro Espiritual de donde verdaderamente fluyen todas las bendiciones.

          El aura alrededor de la corriente de vida consiste en un mar de electrones que surgen, hacia afuera en movimiento constante, impulsados por el pensamiento y el sentimiento, y regresando hacia adentro en el curso del retorno de su viaje circular para encontrar la unión con el corazón de su creador. La radiación de la Presencia, sin embargo, es vertical y pasa hacia abajo a través de los cuerpos, y entonces completa el círculo de regreso a la Presencia.

          Como la mayoría de la energía de la corriente de vida es dirigida a los asuntos del mundo, ese circuito es más poderoso que los cortos intervalos de contemplación, oración y devociones que forman el Círculo Divino que les unen con Dios, y éste es el principio de esa Vestidura Blanca, ese Manto sin Costuras, el cual ustedes, ven, no tiene ni comienzo ni fin.

          Ahora, cuando el individuo ha terminado de interesarse en la satisfacción de su ser personal, y más y más de la Energía Vital es dirigida hacia la Fuente, esta Capa del Cristo Cósmico o Manto Sin Costuras, tejido del amor por Dios del individuo mismo, no solamen­te aumenta la intensidad sino que comienza a formar un anillo natu­ral de protección que desconecta la energía de la corriente de vida de la atracción magnética de las manifestaciones imperfectas.

          Tejan su Manto Sin Costuras, queridos míos, cada uno, para que aquel que toque su borde sea bendecido por Su naturaleza, Su cali­dad, y Sus regalos. Calificar ese Manto del Cristo Cósmico, la Esen­cia Electrónica Espiritual que es el poder protector de su Naturaleza Superior con la confianza, curación, convicción espiritual o con cualquiera de las incontables virtudes de lo Universal, es rendir un servicio impersonal en el cual tu ser nunca puede ser aceptado o reconocido como el hacedor, y es la gran bendición impersonal que forma la Pulsación del Corazón de la Hermandad.

Revista El Puente a la Libertad, Enero 1979 Pág.23 -extractos-


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