EL MAHA CHOHAN:
LA LLEGADA DE SU GLORIOSO DIA ETERNO
El Boletín, 29 de diciembre de 1963
Durante este año hemos dado a ustedes la oportunidad para que Nosotros, y ustedes también, pudiéramos ver la fortaleza Interna de su Espíritu Interno escalando (aparentemente solos) el Sendero de Luz.
La gran mayoría de ustedes, Mis
chelas, a través del sufrimiento, la superación de tentaciones y conflictos
individuales internos, han logrado un extraordinario entendimiento en sus
Cuerpos Mentales. Esto hace de cada uno de ustedes un instrumento fino para la
expansión de la Ley, pero, al igual que tantos escolares, ustedes todavía no
han aprendido que la más grande parte del trabajo está en el uso de El Fuego
Sagrado a través de sus cuerpos internos para preparar el terreno para la
semilla.
El escolar promedio es como un hombre
plantando un campo sin primero arar, escarificar y fertilizar la Tierra.
El contacto del Santo Ser Crístico
del individuo y la Invocación a los Poderes invisibles debería preceder al
período de contemplación diaria a fin de facilitar la plantación adecuada de la
semilla en terreno fértil. Luego usando las instrucciones de la Luz - tales
como Mis humildes palabras, quizás, como la semilla, y meditando sobre ellas
hasta que florezcan en su vida, se asombrarán con el gran progreso que puedan
hacer desarrollando sus recursos espirituales por sí mismos.
Firme es el árbol que tiene fuerza
suficiente como para pararse solo, sin recostarse de su vecino por protección.
Así que Mis amados, vamos a ver su Luz Espiritual guiar sus pasos a través de
este nuevo año. Las experiencias de esta vida son como un segundo entre las
grandes experiencias de su Espíritu durante millones de años. La Liberación
Cósmica de su alma es un regalo tan grande en comparación con la agonía
temporal de su ser personal que desearía que pudieran elevarse hacia la
comprensión más completa de la gloria que ustedes experimentarán para la eternidad,
y saber que este período corto de espera es sólo que las impurezas restantes
deben ser consumidas antes de la llegada de su glorioso Día Eterno.
La Carta de Shamballa, 31 de
diciembre de 2001
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