jueves, 24 de septiembre de 2015

LA AMADA MADRE MARIA

SU CONCIENCIA ES SU SALA DE TRABAJO

QUERIDOS, amados y benditos hijos del Único Dios Eterno! Cuan agradecida estoy de ser la portadora de buenas nuevas de gran gozo dentro de sus mundos y dentro de sus conciencias; para traer una "elevación" a sus dulces espíritus y esperanzas a sus mundos por el logro que ha estimulado los corazones de las Huestes Celestia­les.
Amados seres, ustedes saben lo que significa ser el portador de buenas nuevas? Saben lo que es te­ner labios que siempre lleven palabras de confort, confianza, esperanza y fe, así como también sen­timientos que transmitan siempre la radiación de la gracia y la bendición de tal forma que a todo lugar donde ustedes se muevan sobre el planeta Tierra el mundo sea más enriquecido por su pre­sencia? Ese es el estado en el cual Nosotros mora­mos—uno muy confortable; sumamente glorioso y feliz! De esta forma uno se convierte en un "Grial" a través del cual el espíritu inmaculado de la Primera Causa Universal puede fluir e irradiar hacia fuera para bendecir la vida en todas partes.
Siempre estoy tan agradecida a la Fuente de la Vida—al Gran Dios Padre-Madre del Universo, por la oportunidad de ser de la avanzada de Su amable Ser y de Su amable Complemento. Siempre pido que a través de Mi radiación, Ser y Mundo, pueda magnificar al Señor y magnificar Sus regalos para la gente de la Tierra o para los Reinos Internos donde moro; magnificando siempre Su Gracia, Su bondad, misericordia y Su Presencia Eterna. Para esto nací y tengo el Ser y por esto aún vivo para ministrar a aquellos quienes deseen conocer al Se­ñor. En ese "conocimiento", tocando el borde de Mi vestidura, ellos encuentran la liberación— la liberación de la mente, del cuerpo y del espíritu.
Hoy les traigo Mi vida, en el Nombre de Mi Se­ñor, la gloriosa Llama de la Curación desde el Co­razón de lo Universal y la poderosa paz que sobre­pasa el entendimiento de la mente, así como tam­bién todas aquellas virtudes las cuales tanto de­sean tener como una posesión activa, para que ellas puedan ser un alimento espiritual para uste­des.
Les estoy dando estas bendiciones en virtud de que ustedes ya no desean magnificar las cosas del mundo (las sombras de la creación humana) si­no que desean magnificar finalmente el esplendor de su Presencia y la gloria de su Plan Divino, es­tando revelada la Maestría-Divina con dignidad y en Luz.
Amados seres, por muchas, muchas eras Mi evo­lución particular ha tenido que ver con el poder del sostenimiento de la "Concepción Inmaculada" tal como se usa la frase en el mundo Ortodoxo. Me gustaría tratar esto brevemente antes de que comparta con ustedes algunas de las actividades magnificentes que están tomando lugar esta no­che. Les pido que sean Mis huéspedes, entrando a estas Esferas Internas y allí conmigo usen sus propias, dulces energías para ayudarnos en Nues­tra Causa. Así que si ustedes son indulgentes conmigo mientras hago una digresión durante un momento respecto a ese tema que es querido a Mi corazón, proseguiré. Si escogen individualmente aplicar este mismo poder de concentración, les traerá una gran liberación!
Su conciencia es su sala de trabajo; su concien­cia es la "copa" que es creada por todas las cosas que saben y experimentan en los mundos mental, emocional, etérico y físico. Amados seres, muchas de sus conciencias son como hogares que no han estado habitados durante muchos años. Saben que esto se parece a las sillas cuando están cubiertas de telaraña acumulada y cuando los diversos con­ceptos solidificados y los pensamientos-formas de los años han echado raíces. La conciencia luego sólo exterioriza eso que han aceptado mediante el uso, una y otra vez, repetidamente. Ahora bien, vengo ante ustedes como una Madre para darle una limpieza completa al hogar; para barrer toda esa conciencia solidificada de aflicción, limitación, vejez, carencia financiera y para ayudarles a erigir un nuevo hogar hermoso dentro del cual puedan invitar al Espíritu Crístico. Me ayudarán ahora en esta alegre experiencia?

Fuente: Folleto “Memorias de la Amada Madre María”, INEC, Pág.79

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