jueves, 15 de octubre de 2015

EL AIRE-SILFOS

EL AMADO THOR-DIRECTOR DEL ELEMENTO AIRE

El Puente, diciembre 1960

Hablo en el Nombre y mediante el Poder de la dirección de las energías de las Corrientes de Aire que Yo, Thor, envío al Norte y Este, Sur y Oeste llevando la humedad, llevando el calor y todas las actividades de una naturaleza constructiva a través de los Silfos del Aire. Yo, Thor, nunca estoy quieto. Esos seres los po­derosos silfos que trabajan con la Amada Aries y conmigo Mismo algunos de ellos han crecido a proporciones gigantescas.

¡Amados seres, si liberara a los silfos del aire, quienes a través de todas la eras han absorbido las creaciones humanas de la gente de esta Tierra - hasta que ustedes hubieran desarro­llado una afinidad con ellos - piensen en la condición del ele­mento aire, como esos silfos no controlados por Mi mismo y la Señora Aries desahogarían su ira a quienes les han antagonizado a través de la eras! Por lo tanto, estamos obedeciendo el Edicto Divino de mantener en control a cada miembro del di­rector del reino de los seres que sirven bajo Nosotros hasta que los diversos pequeños seres, y los grandes seres también, quie­nes representan al Reino Elemental puedan encontrar amor y afinidad real por la humanidad.
Aunque en cuadros la humanidad ha distorsionado la ex­presión de Mi mismo, es cierto que soy la presión que mueve la propia atmósfera, creada por la Amada Aries y en el movimiento de esa atmósfera, manteniéndola circulando dando y dando vuelta alrededor de este planeta Tierra existe una oportunidad sin límites para el chela alerta de entender y cooperar conmigo y con la Amada Aries y los silfos, haciendo qué? Viendo donde haya presiones de masas de sustancia creada humanamente que el poder de Aries y Thor son suyos para invocar y mover esas presiones hacia fuera quizás hacia el mar, donde ellas puedan ser transmutadas y luego llevadas por Helios y Vesta al Sol para la repolarización y ningún daño pueda ser hecho a la gente de la Tierra y a aquellos que están sobre Su superficie continental.

Yo nunca he sido la causa de un ciclón o un tornado, lo cual debería ser auto-evidente para la mente pensante, pero los silfos del aire al igual que los seres humanos y Ángeles aprisiona­dos tienen libre albedrío hasta cierto grado. Ellos se reúnen, justamente como hacen los seres humanos descontentos, en ciertos vórtices donde ellos toman cuerpo a través de los pensamientos, sentimientos y conversaciones desagradables, lo cual es evidente para Mi aunque quizás no para ustedes, un vórtice que se convierte en el 'ojo' de un huracán, un ciclón, un tornado. Luego esa energía siguiendo un curso causa destrucción. Todos ustedes saben que uno de esos poderosos vórtices está en el Ca­ribe y que allí Yo he establecido una Presencia Luminosa del Elohim de la Paz para detener tanto como sea posible de la tur­bulencia del elemento aire.

El aire puede ser su servidor. Era el servidor de la gente de la antigüedad. El aire llenaba las velas de los antiguos barcos que venían a su gran país. El aire es la vida que respiran me­diante el cual viven. O la actividad del elemento aire no contro­lada puede ser su maestra, porque sin aire sus-vehículos físico perecerían, pero se les permite la inhalación y la exhalación del aire, que es purificado dentro de cada veinticuatro horas por los Seres especiales pertenecientes a Nuestra Corte Divina, para que tengan el uso del poder de la atracción del aliento, rete­niéndolo, expandiéndolo y bendiciéndolo a medida que lo envíen fuera hacia alguna otra parte de vida.

Ahora bien, muchas personas, mucha vida atrae esa energía desde las corrientes de aire, la utilizan ciertamente para sostenerse ellos mismos sobre la superficie de la Tierra pero ellos liberan sólo aquello que es contaminación a la atmósfera, en vez de BENDICIÓN a la vida. Allí de nuevo tienen la actividad de la respiración perfecta y rítmica, atrayendo dentro Nuestro Regalo del aire, absorbiéndolo dentro de ustedes, dejándolo expandirse a través de ustedes, llenando y vitalizando sus vehículos con su esencia y luego a medida que sale desde sus cuerpos bendi­ciéndolo y enviándolo fuera con un Regalo y Bendición Divina hacia alguna otra parte de vida.




Fuente: Revista La Palabra, INEC, Mayo 1995 Pág.16

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