miércoles, 21 de octubre de 2015

LA NATURALEZA SEPTUPLE DEL HOMBRE

EL AMADO SERAPIS BEY

                                El Puente, noviembre 1959

       Los siete cuerpos del hombre el Electrónico, el Causal, el Santo Ser Crístico, el mental, el emocional, el etérico y el físico fueron provistos para el uso de la conciencia de la Llama Indi­vidual cuando estuviera trabajando en cualquiera de las siete esferas de forma manifiesta, justamente así como se proveen vestiduras externas para la lluvia, para los rayos de sol, para los días de fiesta y para servicio.

La Verdadera Actividad de la Conciencia

     De ese modo cada corriente de vida estuvo en constante acuerdo con los siete reinos de forma manifiesta, y cuando el Plan Divino así ordenó, ellos pudieron entrar conscientemente a ese reino y realizar el servicio del momento.
La conciencia era completamente libre de los siete cuerpos, funcionando en ellos, pero no influenciado de ninguna manera por sus acciones independientes no más que lo que un hombre en el mundo externo es influenciado por su vestido
     El espíritu libre trabajando a través de los siete cuerpos era de ese modo una extraordinaria fuerza evolucionando para ser usada por los Siete Poderosos Elohim en el cumplimiento del Plan Divino para el planeta Tierra.

El Origen de la Doctrina de la Santa Trinidad

     Cuando los cuatro cuerpos inferiores comenzaron a sostener una conciencia independiente y separada y a desear lo suyo, la naturaleza séptuple del hombre ya no fue más un Instrumento Divino y la doctrina de la Santa Trinidad se manifestó, recono­ciendo a los Tres Cuerpos Superiores que permanecieron leales al Principio Divino.

El Renacimiento de la Verdadera Actividad de la Conciencia


     Con el predominio del Séptimo Rayo y del Maestro Ascendido Saint Germain la naturaleza séptuple del hombre de nuevo apa­recerá y la Religión del futuro será con el completo balance y expresión de los Siete.

La Caída desde la Gracia a través de las cuatro Avenidas

     Ahora bien, cada hombre, mientras estuvo funcionando a través de los siete cuerpo, cayó desde la Gracia, o aceptó una conciencia separada y aparte de Dios, con una diferente de los cuerpos inferiores.
Algunos permitieron al mundo de deseo actuar indepen­dientemente de la Deidad, otros permitieron la acción indepen­diente a través del mundo mental, algunos a través del físico y así sucesivamente.
Por lo tanto, no dos corrientes de vida pueden ser tratadas igualmente trayendo los siete cuerpos de vuelta a un estado de Gracia y alineamiento, porque la debilidad que causó la primera separación de su conciencia no mora igualmente en el conjunto de vehículos de cada corriente de vida.

El Balance y Ajuste de los Cuerpos Inferiores

     Hace algún tiempo el Maestro Morya dio un artículo sobre el balance y ajuste de los cuerpos inferiores (1), que apreciaría hacer llegar a la atención de los estudiantes para que ellos pue­dan entender inteligentemente la práctica a ser seguida en el ali­neamiento de sus cuerpos con la Voluntad Divina y también para que pudieran entender que la fuerza de una persona podría bien ser la debilidad de otra.

Los Cuerpos Inferiores son Grifos del Ser Divino

     Los cuerpos inferiores son meramente grifos a través de los cuales el Ser Divino puede fluir para enriquecer las siete Llamas de manifestación, sin embargo el estudiante está constantemente influenciado en sus decisiones, en su aplicación, en su servicio a la Luz, con sus hábitos característicos y conducta personal por la conciencia de estos diversos vehículos.

Retiren toda Autoridad de los Cuerpos Inferiores

     El estudiante debe retirar TODA autoridad de los cuerpos inferiores y colocar la autoridad en las Manos de la Santa Tri­nidad de su corriente de vida y permitir al Cuerpo Electrónico, al Cuerpo Causal, al Santo Ser Crístico serla única Inteligencia Di­rectora de la corriente de vida.
Ustedes pueden conscientemente entregar las fuerzas de los cuatro elementos de los cuerpos inferiores al Ser Crístico y luego estar constantemente alerta de que Dios, y no estos pode­res usurpadores, sea la única Presencia actuando a través de su forma.


La Palabra, Enero 1998 Pág.15

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